¡Acá está el campeón!
Después de lo lindo que estuvo el quinto duelo de la llave de las Finales de la NBA, con emoción hasta los últimos cinco segundos, en el sexto encuentro no hubo partido. Los Angeles Lakers aplastó a Miami Heat en una goleada impensada (106-93) y volvió a salir campeón después de 10 años de sequía. El título no sólo significa un desahogo para una ciudad basquetbolera como pocas, sino también lo es para LeBron James en su camino a coronarse como el mejor jugador de la historia.
Muchas veces denominado “perdedor de finales”(cayó en seis), el polifuncional alero demostró a los 35 años que es el jugador más determinante de toda la liga. El premio de MVP lo ratifica. También el lavado de cara que le hizo a una franquicia en los últimos años acumulaba fracaso tras fracaso. James, que recién ahora alcanzó los cuatro anillos de Manu Ginóbili, cumplió con la promesa de continuar el legado del difunto Kobe Bryant con un promedio de 29,8 puntos, 11,8 rebotes y 8,5 asistencias en los seis partidos decisivos.
Más allá de que LeBron es el caballo preferido del carro que dirige Frank Vogel, no es el único que empuja a toda la estructura. La incorporación de su aliado Anthony Davis fue clave:el grandote, elegido N° 1 en el Draft del 2012 por New Orleans Pelicans, también pudo haberse llevado el premio individual con su promedio de 25 tantos y 10,6 tableros. A ellos dos se les sumaron jugadores que tuvieron su momento en la burbuja sanitaria de Disney, que desde hoy será historia, como Rajon Rondo, Kentavious Caldwell-Pope, Alex Caruso y el mismo Danny Green, quien recibió amenazas de muerte después de errar el triple clave en el quinto juego.
Pese al derrumbe de Miami en el encuentro de anoche (perdía al mediotiempo 64-36, la diferencia más abultada en la historia;el agotamiento físico fue muy notorio), lo hecho por los conducidos por Erik Spoelstra es para destacar. Sin una figura sobresaliente, pese a las enormes performances de Jimmy Butler, se cargó a más de un favorito.