Crisis en la construcción: 120.000 empleos perdidos por obra pública frenada.
A casi dos años del inicio de la administración de Javier Milei y la consecuente paralización de la inversión estatal, el sector de la construcción atraviesa uno de sus momentos más críticos. Los niveles de empleo se equiparan a los registrados en 2021, en plena post-pandemia; sin embargo, especialistas advierten que el impacto trasciende la coyuntura: la actividad podría constituir un factor clave para la reactivación de la demanda interna, incluso superando el efecto de la reducción de tasas o la recomposición crediticia.
Entre noviembre de 2023 y julio de 2025, se registró una pérdida de 60.462 puestos de trabajo formales en la construcción (-13,7%), según el índice desestacionalizado del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). No obstante, de acuerdo con Gustavo Weiss, titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), la cifra real sería considerablemente superior: la merma totalizaría unos 120.000 empleos entre julio de 2023 y octubre de 2025, conforme a estimaciones del IERIC, que incluyen también a los trabajadores subcontratados.
El Índice Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) y el consumo de cemento se situaron en agosto ligeramente por encima del nivel registrado un año antes, mientras que el Índice Construya se mantuvo en terreno negativo.
“La divergencia entre los tres indicadores se explica por las diferencias en su composición: el Índice Construya refleja principalmente la evolución de la obra residencial, uno de los segmentos más afectados este año, especialmente en los emprendimientos de menor escala, reformas y ampliaciones”, señalaron desde el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC).
De todas formas, advirtieron que los tres índices permanecen significativamente por debajo de los niveles de agosto de 2023.
Con la actividad comprometida, la cantidad de empleadores registrados en el IERIC también evidencia descensos. En septiembre, la caída interanual fue del -1,3%, aunque en comparación con el mismo mes de 2023, el retroceso de empleadores se profundiza al 10,6%. Destacan que, “excluyendo el atípico 2020, se posiciona como el peor mes de septiembre de los últimos 20 años”. El IERIC registra un total de 18.239 empleadores, incluyendo empresas contratistas y subcontratistas.
Olavarría opera al 25% de su capacidad instalada
En este contexto, la ciudad bonaerense de Olavarría, fuertemente vinculada a la industria de la construcción, experimenta una marcada contracción en su nivel de actividad. “Contamos con alrededor de 20 puntos menos de movimiento”, indicó Bernardo Baldino, subsecretario de Empresas e Inversiones de la Secretaría de Desarrollo Económico y Productivo local.
Este dato, lejos de ser una mera estadística, ilustra el efecto multiplicador que tiene el estancamiento del sector en una zona que concentra las principales cementeras del país y una intensa actividad minera. La caída impactó directamente en comercios, servicios y empleo, acentuando la desaceleración económica en toda la región.
En Olavarría se han perdido cerca de 1.500 puestos de trabajo desde noviembre de 2023. Sin embargo, más allá de la reducción del empleo, Bernardo Baldino alertó sobre un fenómeno aún más preocupante: el avance de la precarización laboral. “Muchas empresas que contaban con personal en relación de dependencia se vieron obligadas a transferirlos al régimen de monotributo, con el compromiso de volver a formalizarlos cuando la actividad se recupere”, explicó.
“Las personas que han dejado de percibir su salario son individuos que reducen su asistencia a restaurantes, cines o la compra de indumentaria. Estimamos que esto representa unos $2.000 millones menos circulando en la economía local”, detalló Baldino, en referencia al efecto derrame que genera la construcción en Olavarría. En esa misma línea, subrayó la relevancia de la inversión pública como motor de la actividad privada, la cual históricamente impulsa un vigoroso movimiento económico en la ciudad bonaerense. “Actualmente estamos atravesando el peor momento de los últimos diez años en materia de construcción privada”, advirtió.
El titular de la Cámara de la Piedra, Gustavo Núñez, coincidió en la situación crítica del sector y reveló que las canteras hoy operan apenas al 25% de su capacidad instalada. “Históricamente el promedio mensual rondaba el millón de toneladas; en 2017 -el auge del sector- alcanzamos 2,1 millones, y actualmente estamos produciendo solo 400.000”, ejemplificó.
No obstante, la reducción de personal es el aspecto que genera mayor preocupación, dado que no es factible capacitar nuevos recursos humanos para reemplazar a los actuales que poseen una antigüedad de 15 años. “Todos tenemos un fuerte sentido de pertenencia a la empresa, lo cual no es comparable a la contratación de personal nuevo”, aseguró Núñez.
En este contexto, el Gobierno ha iniciado una etapa de privatización de rutas y autopistas en las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos. Respecto a esta medida, Núñez afirmó que el sector la “está esperando con avidez”, ya que podría reactivar una porción de la industria de la piedra, mientras que Weiss destacó que estas obras cuentan con varios oferentes y se financiarán a través del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
Construcción: perspectivas para los próximos meses
En cuanto a las expectativas futuras, el proyecto de Presupuesto 2026 destinado a la Dirección Nacional de Vialidad asciende a $659.878 billones, lo que se “traduce en un incremento nominal del 1,9% respecto a este año, y al ajustarse por la inflación promedio del gobierno implica una caída real del 10,6%”, según informaron desde Analytica.
En ese sentido, Gustavo Weiss advirtió que “no existen expectativas de un impulso significativo en la obra pública nacional” y remarcó que, más allá de lo que se establezca en el Presupuesto, el factor determinante será el nivel real de ejecución, ya que “en muchas ocasiones no se llega a concretar el total de lo asignado”.
Por su parte, el economista Claudio Caprarullo aseguró que, para la recuperación económica, además de la reactivación del crédito, el Gobierno debería fomentar nuevamente la construcción, uno de los sectores más castigados pero que posee un mayor efecto multiplicador sobre la actividad.
En consonancia, Gustavo Weiss coincidió en que “no es viable el crecimiento sin infraestructura”. Y ejemplificó: “Se pueden eliminar las retenciones al sector agropecuario, pero si no se cuenta con rutas o caminos rurales en condiciones, no es posible transportar la producción”.


